Este depresor del sistema nervioso central es la droga legal de más
alto consumo y cuenta con un mayor número de adictos, debido a que las bebidas
que lo contienen gozan de gran aceptación social y su consumo se encuentra muy
arraigado en nuestra cultura.
El alcohol etílico que contienen las bebidas se produce durante la
fermentación de los azúcares por las levaduras y es el que provoca la
embriaguez. El consumo de alcohol es aceptado socialmente; sin embargo, tiene
consecuencias físicas, familiares y sociales muy importantes.
Los efectos se presentan en una secuencia de cinco etapas, siempre que
el individuo continúe bebiendo y de acuerdo con la cantidad y el tipo de bebida
ingerida, así como el volumen de alimentos que se encuentran en el estómago, el
sexo y el peso corporal de la persona y las circunstancias en que se bebe:
Primera: el sujeto se ve relajado, comunicativo, sociable y desinhibido
debido a que el alcohol deprime primero los centros nerviosos que controlan la
inhibición de los impulsos, por lo que la conducta se libera y el individuo
parece excitado.
Segunda: su conducta es esencialmente emocional, presenta problemas de
juicio y de coordinación muscular, así como trastornos de la visión y del
equilibrio.
Tercera: el individuo experimenta confusión mental, se tambalea al
caminar, tiene visión doble y reacciones variables del comportamiento: pánico,
agresividad o llanto, además de serias dificultades para pronunciar
adecuadamente las palabras y para comprender lo que oye.
Cuarta: no puede sostenerse en pie; sufre vómitos, incontinencia de la
orina y aturdimiento; está cerca de la inconsciencia.
Quinta: inconsciencia, ausencia de reflejos. El individuo puede entrar
en estado de coma que puede llevarlo a la muerte por una parálisis
respiratoria.
Cuando una persona ingiere una copa, el 20% del alcohol presente en esa
bebida es absorbido en forma inmediata a través de las paredes del estómago y
pasa directamente a la sangre. El otro 80% es absorbido lentamente y también lo
hace desde el intestino delgado para circular en la sangre.
Si la ingestión de bebidas alcohólicas se detiene o continúa en forma
moderada, las concentraciones de alcohol en la sangre se mantendrán bajas, pues
un hígado sano podrá metabolizarlas y eliminarlas a través de la orina y el
aliento. Sin embargo, cuando la velocidad de ingestión y la cantidad tomada
rebasan la capacidad de eliminación, se alteran la coordinación muscular y el
equilibrio, se obstaculizan la memoria y el juicio y se puede llegar a estados
de intoxicación que ponen en riesgo la vida.
Después de un tiempo de abusar del consumo de bebidas alcohólicas ocurre un
deterioro gradual en diversos órganos como estómago, hígado, riñones y corazón,
así como en el sistema nervioso. Existe una serie de enfermedades que se
relacionan con el consumo reiterado de bebidas alcohólicas; la mayoría de ellas
son causas principales de mortalidad en nuestro país, como la cirrosis hepática
y los padecimientos cardiacos. Algunos estudios señalan que quienes se inician
en el abuso de las bebidas alcohólicas desde jóvenes tienen una expectativa de
vida cinco o diez años menor que quienes no siguen esta conducta.
El abuso de bebidas alcohólicas tiene diversas consecuencias sociales,
como por ejemplo accidentes de tránsito, peleas, ausentismo laboral/escolar,
accidentes laborales, violencia y maltrato intrafamiliar, disolución del núcleo
familiar, entre otras.
Fuente: Orientaciones para la prevención de adicciones en
escuelas de educación primaria
Guía para docentes de 4°, 5° y 6° SEP- 2009
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